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¿Dónde está Europa?
La Unión Europea necesita un plan estratégico en el que se definan bien la misión, visión y los valores
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El pasado día 9 se celebró el Día de Europa, una efeméride que con toda seguridad ha pasado sin pena, ni gloria para la mayoría de nosotros, que sentimos a Europa como un ente lejano del que además tenemos escaso o ningún conocimiento.
Lo cierto es que lo que ocurre en Europa, nos afecta mucho más de lo que podemos pensar, y condiciona más de lo que creemos, nuestro día a día. Pero si bien esto es cierto, no lo es menos que la UE está ahora mismo en una encrucijada complicada y sobre la que debe tomar decisiones.
Lo primero debe preguntarse de dónde viene, con qué premisas y para qué fue creada y hacia dónde va. O lo que es lo mismo, la Unión Europea necesita un plan estratégico en el que se definan bien la misión, visión y los valores.
La Unión Europea necesita un plan estratégico en el que se definan bien la misión, visión y los valores
En el ámbito político, por Europa corre una oleada de la ultraderecha que se expande como una mancha de aceite por el viejo continente. Este auge indeseado para muchos, debe llevarnos a una reflexión en profundidad. Las corrientes políticas e ideológicas, no salen de la nada, y no se dan por casualidad, se deben a múltiples factores. De poco sirve denostar un fenómeno cada vez más asentado, sin valorar por qué y cómo hemos llegado hasta aquí.
Parece claro que la desafección política y el descontento pueden estar entre los motivos por lo que se está dando un crecimiento exponencial de la ultraderecha en el mundo. Y tampoco hay duda de que en este momento hay que convivir con los partidos que responden a esa ideología, y que ya están representados en un buen número de instituciones porque tienen el respaldo legítimo de sus votantes. El relato, por mucho que nos empeñemos en que en múltiples ocasiones, está basado en mentiras cala de igual forma que lo hace la demagogia barata. Cala y renta, porque finalmente se traduce en votos.
Los cordones sanitarios que inicialmente daban algún resultado, cada vez son más difíciles de aplicar. Hace tan solo unos días vivíamos una situación insólita al perder el conservador Friedrich Merz la primera votación para ser elegido canciller de Alemania. Una votación que se esperaba sencilla, tras haber suscrito un acuerdo de coalición con los socialdemócratas precisamente con el fin de aislar a la ultraderecha alemana, la AfD, que ha obtenido los mejores resultados electorales de la historia. Todo esto no afecta solo a Alemania, sino que incide claramente en Europa.
Las corrientes políticas e ideológicas, no salen de la nada, y no se dan por casualidad, se deben a múltiples factores
Muchos frentes abiertos y una constatación permanente: la falta de criterios firmes y lo más grave de todo, ausencia de unidad.
Sin el ansiado criterio unánime carecemos del pilar básico para recuperar el papel que nos corresponde. Bien al contrario, nos convertimos en un reino de taifas, en el que cada uno va a lo suyo, mientras el resto del mundo aprovecha esa debilidad.
Así que lo cierto es que ni el pasado 9 de mayo, ni hoy, tenemos demasiadas cosas que celebrar, por no decir prácticamente ninguna, cuando nos referimos a Europa.
Sigue pendiente una labor didáctica para que todos y cada uno de los ciudadanos europeos entendamos la importancia que la Unión Europea, y las instituciones de las que se ha dotado tienen en nuestro devenir diario.
Europa debe mirar a los inicios, recuperar la esencia y los principios con los que nació.