
Torre de Hércules EFE
No lo sabías: el único faro romano que funciona en el mundo es Patrimonio de la Humanidad y está en España
La Torre de Hércules es el único faro romano que funciona en el mundo y declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad
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Tenía que ser lo suficientemente grande como para dar cabida a los restos de voluminoso gigante de tres cuerpos unidos por la cintura. Gerión, el hijo grandullón y arrogante del rey Criasor y la oceánide Calírroe, fue incapaz de controlar su codicia cuando murieron sus padres.
Fue entonces cuando ese monstruoso mito comenzó una ciega conquista de territorios sin importarle el baño de sangre y las hambrunas a las que sometía a la población.
Pero si la cruenta leyenda de Gerión está basada en la fuerza, la de Hércules, semidios hijo de Zeus, no se queda atrás y él fue, según la leyenda, quien tras tres días y sus correspondientes noches de intensa lucha, venció al gigante y enterró al menos una de sus tres cabezas coronadas en Punta Eirás, el promontorio en el que se eleva la Torre de Hércules.
Los labradores, por fin, dejaron de temer la aparición del malvado que se llevaba para sí la mitad de las cosechas y las vidas de los niños que vivían en aquellas tierras.
Es una de las leyendas que circulan, todas con los mismos visos de veracidad y aunque poco importa, esta termina con la exitosa construcción del faro y el posterior enamoramiento de Hércules de Coruña, la primera persona que se establece en las tierras que el mismo ordena poblar y origen del nombre de la ciudad.
Lo realmente cierto es que la Torre de Hércules, único faro romano que funciona en el mundo y declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, mide 55 metros de altura y sigue funcionando a pleno rendimiento.
Al margen de las leyendas, la primera mención esta torre-faro nos remite al año 415 A.C., algunos historiadores aseguran que fue construida en el mismo lugar en el que ya existía un santuario celta.

El faro sigue funcionando y alumbrando el recorrido de los barcos protegiéndoles con su luz de un fatídico naufragio
Llegar hasta la cima de esa torre, protagonista del escudo de la ciudad, supone un pequeño esfuerzo que se compensa con las vistas desde las ventanas en cada una de las plantas.
El ascenso por los estrechos 244 escalones se premia con fabulosas vistas desde la terraza, y la visita sale gratis si se hace en lunes.
Las leyendas se apegan al faro incondicionalmente y otra de las fábulas narra que un día en lo alto de la torre, que nunca un espejo mágico para evitar los ataques como se cuenta, Ith, el hijo de Breogán, vio una isla y pese a las advertencias del mago de que si ponía un pie en esa tierra moriría, partió a conquistar lo que sería Irlanda.
La profecía se habría cumplido en el mismo momento en el que el joven, tras una larga travesía en barco, descendió de su caballo.

La curvatura de la tierra, y los más de 1.000 km en línea recta que separan Irlanda de Galicia hacen imposible que desde la torre pudiera verse la isla
Son otras muchas las leyendas o los equívocos que corren en torno a esta torre, última imagen que quienes emigraban a América veían antes de iniciar una nueva vida en un continente del que todo desconocían.
Entre las pocas verdades que se cuentan está el hecho de que los barcos se despedían de la tierra que dejaban atrás haciendo sonar tres veces la sirena y reduciendo la velocidad a su paso ante la torre.
También es cierto que este edificio romano, uno de los más altos que se conservan, no tuvo siempre la misma altura. Parece que en el momento de su construcción apenas superaba los 37 metros y que tras el ataque de Francis Drake, el temido pirata inglés, Carlos III ordenó su ampliación. Una escultura le rinde homenaje.

La escultura del monarca, con uniforme de caza, se inspiró en un cuadro de Francisco de Goya

Lo que sí se ve desde lo alto de la Torre es el largo paseo marítimo y las rías del Burgo, Ares y Ferrol
La Torre, bajo la que en 1992 ardió el petrolero Mar Egeo cubriendo el cielo de un negro humo y obligando al desalojo del barrio de Adormideras, es hoy mucho más que un simple faro. Es un parque escultórico al aire libre, con sendas que recorren los turistas para disfrutar el paisaje abierto al mar y que los coruñeses utilizan a diario como espacio deportivo.
Entre esos senderos se distribuyen 19 obras de gran volumen, como la Rosa de los vientos y sus 25 metros de diámetro, construidos con pizarra, granito y cerámica.

La Rosa de los vientos está colocada a muy poca distancia del lugar en el que hace más de 30 años ardió el Mar Egeo, un hecho que recuerda también un gran cartel
El ayuntamiento ofrece visitas guiadas por ese espacio de 47 hectáreas, conocido con el nombre de Jardín de Hércules o Parque Celta, donde se encuentran los trabajos, en su mayoría vinculados con la historia de Hércules.

La estatua de Caronte, imagen realizada por Ramón Conde y representada por un hombre obeso de grandes senos, es la primera que nos encontramos. Desde la escultura de Breogán, se inicia el ascenso a la rampa que concluye ante la torre
Curiosidades
La Torre de Hércules es el único faro romano del que se conoce el nombre del arquitecto: Gaio Sevio Lupo, lo dejó grabado a los pies de la torre.
Hasta que fue prohibido en el siglo XVI, las piedras originales del faro se utilizaron para otras construcciones de la capital gallega, como las murallas o el castillo de San Antón. La luz del faro alcanza una distancia de 42 km, y no es el de mayor alcance en España.
La visita de la reina Isabel II en 1858 motivó que se empapelara la torre, cuyo interior consideraron era “rudimentario”. Así permaneció durante varios años.
Los lunes la entrada es gratuita. El resto de los días los precios oscilan entre 1,55 y 3,09 euros en función de la edad del visitante.
El número de visitantes está limitado a 30 personas cada media hora, pero por seguridad, se cierra con rachas de fuerte viento.
El centro de interpretación, a los pies de la rampa que da acceso al edificio, distintos mapas y maquetas ofrecen información sobre la evolución del faro a lo largo de los siglos.