Aurresku de honor en la inauguración del nuevo centro de I+D de ITP Aero / Iñaki Berasaluce Europa Press

Aurresku de honor en la inauguración del nuevo centro de I+D de ITP Aero / Iñaki Berasaluce Europa Press

Empresas

Los fondos desplazan a la Bolsa con más de 5.000 millones en compras de empresas vascas desde 2020

El mercado bursátil se ha convertido en una vía de crecimiento casi residual en los últimos años para el tejido empresarial vasco, que sí encadenó un alto número de toques de campana antes de la pandemia 

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"Claro que nos hemos planteado muchas veces salir de la Bolsa. Casi todo el mundo se lo plantea". La confesión de un directivo de una compañía cotizada vasca entronca con la desazón que genera entre los gestores el raquítico premio que ofrece hoy en día el mercado de valores a empresas que, por otro lado, acumulan años de incrementos de facturación y beneficios.

Aunque hay excepciones, es una sensación común a muchos equipos directivos que el mercado bursátil no está recompensando, a través del valor de la acción, una adecuada gestión empresarial. Si ya es difícil de por sí 'vender' a empresas pequeñas o medianas la Bolsa como una buena alternativa para ganar tamaño lo es más en esta época de incertidumbre y continuas sacudidas a nivel global, sobre todo cuando hay caminos mejores, o al menos más rápidos, como los que ofrecen los grandes fondos.

No son dos fases estancas, pero la pandemia parece haber marcado un punto de inflexión en esa disyuntiva. De hecho, la salida a Bolsa de Arteche, en 2021, coronaba un ciclo muy activo de las empresas vascas en estos mercados con hasta siete toques de campana en ese periodo 2015-2021 si se incluyen Solarpack y Euskaltel, ya fuera del parqué por haber pasado a manos precisamente de fondos extranjeros.

Estarían en el grupo de las que aun continuan cotizando la alavesa NBI Bearings, Gestamp, Dominion, Neinor Homes y la mencionada Arteche. Desde 2021 hay que resaltar el debut de la vizcaína Virtualware, que ha buscado además la red europea Euronext y no las bolsas españolas como palanca para impulsar su perfil de compañía internacional (tiene oficinas y proyectos en Canadá y Estados Unidos).

Solarpack, ahora Zelestra, salió a Bolsa y poco después fue comprada vía OPA por el fondo EQT /  E Press

Solarpack, ahora Zelestra, salió a Bolsa y poco después fue comprada vía OPA por el fondo EQT / E Press

Acertar con el comprador

De espaldas a la Bolsa (sí tiene cierto tirón el MARF, una especie de escalón intermedio para lograr financiación operado también por el BME), las empresas vascas han seguido protagonizando operaciones corporativas de la mano de fondos de inversión, principalmente extranjeros aunque también con capital nacional incluso vasco, de hecho la tendencia se acelera en los últimos años con un desembolso superior a los 5.000 millones de euros desde la parte final de 2020.

Esto no es necesariamente algo negativo, de hecho el reparto de la propiedad que tiene lugar en las bolsas muchas veces tiene a la cabeza a grandes fondos, aunque sí obliga cuanto menos a hilar fino y a acertar con el perfil del comprador. Con todos los huevos en la misma cesta, siempre es una incógnita cuál va a ser el desarrollo de un proyecto cuando entra un fondo, cuya razón de ser al fin y al cabo es engordar el valor de la compañía para luego vender.

Dominion salió a Bolsa en 2016

Dominion salió a Bolsa en 2016 Europa Press

La lista de empresas vascas que han pasado a manos de grandes fondos en los últimos años es interminable, con ITP Aero, Solarpack, Euskaltel o Uvesco entre las grandes protagonistas recientes, siendo importante remarcar que ninguna de estas contaba con 100% capital vasco cuando se produjo ese último cambio de manos. 

La firma de motores de avión fue comprada por Bain Capital por 1.800 millones de euros (100 millones en dividendos) a Rolls Royce, mientras que como se indicaba Euskaltel y Solarpack ya estaban en Bolsa cuando fueron adquiridas por MásMóvil (KKR, Providence y Cinven) y el sueco EQT, respectivamente.

En cuanto a Uvesco, contaba hasta la entrada de PAI Partners (70%) y los fondos locales Stellum y GAEA con un ampio abanico de accionistas ligados a las familias que dieron origen en los años noventa a la sociedad mediante la unión de las cadenas Unialco (Gipuzkoa) y Ves (Cantabria).

El CEO y el presidente de Uvesco, Ángel Jareño y José Ramón Fernández de Barrena

El CEO y el presidente de Uvesco, Ángel Jareño y José Ramón Fernández de Barrena

Apetito por medianas empresas

Pese a representar las operaciones con mayor volumen económico, la prueba del apetito de los fondos es más palpable si se recorre la larga lista de pequeñas y medianas firmas que han ido engrosando sus carteras, bien de forma directa o a través de grandes grupos controlados por este tipo de instrumentos de inversión.

Porque estos casos fuera del foco mediático sí serían más accesibles por volumen económico para inversores vascos, al menos en consorcio como ocurre estos días con Talgo.

Varias empleadas de VIVEBiotech, durante una jornada laboral.

Varias empleadas de VIVEBiotech, durante una jornada laboral. VIVEBiotech

Ahí aparece un abanico de empresas como VIVEBiotech, Euskalforging,Teknicalde o Zunibal, por citar algunas, absorbidas en los últimos años por cifras inferiores a los 100 millones pero con un alto valor tecnológico, algunas ya asentadas en el mercado, y mucho margen de crecimiento.

Dos ejemplos más para ilustrar en qué medida los fondos se ven como una palanca para la expansión. La guipuzcoana Salto Systems amplió capital a finales de 2020 por valor de 125 millones dando entrada al francés Florac y a Península Capital, que entró en su día en Aernnova y ha comprado también la firma vasca de patinetes HLC.

También es reseñable dónde ha puesto el foco la vizcaína H2Site, que fabrica reactores de membrana para generar hidrógeno, para obtener financiación, con socios como Breakthrough Energy, Suma Capital o Hy24, una sociedad para invertir en hidrógeno impulsada por el gigante francés Ardian.