Este es el primer aeropuerto de Euskadi que tiene vuelos a la “Ciudad Rebelde”: la segunda más grande de Irlanda

Desde el pasado mes de abril, tres vuelos semanales unen Bilbao con la ciudad Rebelde. La nueva conexión de Aer Lingus facilita organizar recorridos de entrada y salida por Cork o Dublín.

La ciudad es joven, vibrante, siempre en ebullición, gracias, entre otras cosas, al ambiente juvenil del que los universitarios impregnan cada una de sus calles A. Viri

La ciudad rebelde

Así, con ese sobrenombre, se conoce a la ciudad de cálidas bienvenidas que sus habitantes consideran es la capital del país. Son “Gente normal”, como el título del libro de Sally Rooney ambientado en Cork, pero orgullosos de su procedencia como Cillian Murphy, oscarizado el pasado año por “Oppenheimer”, quien no pierde ocasión de volver a pisar las calles en las que creció.

La segunda ciudad irlandesa, segundo puerto natural más grande del mundo, se refleja en las aguas del río Lee —sí, como los vaqueros— es apta para disfrutarse en el mismo caudal en el que entrenan remeros, se practica vela o natación. La opción más natural es pasear por sus calles, siempre activas, que necesitan no más de un par de días para conocerlas, aunque su ambiente divertido puede engullir al viajero hasta lograr que no desee abandonarlas. No será el primer caso.

Si alguien ha visto “The Young offenders”, rodada aquí, identificará el espíritu de la comedia con el humor de sus ciudadanos que se divierten en los mil y un pubs, la única visita obligatoria Failte, bienvenido. Estás en Cork, la ciudad de músicos extraordinarios y de la que, tras recorrer el mundo, Billa O’Connell decía en su canción “Beautiful City”, es insuperable.

A la energía con la que los jóvenes inundan la ciudad se añaden siglos de historia  y lucha por la independencia. El Fuerte Elizabeth es el símbolo de la resiliencia irlandesa desde su misma fecha de su construcción,1601.

Desde entonces ha sido cuartel militar, prisión, comisaría, almacén de alimentos y, ahora, una pequeña parte, se destina a alojamiento turístico.

También ha sufrido modificaciones la estructura, que fue restaurada a mediados de los sesenta, pero nada ha alterado el importante papel que tuvo durante la conquista Tudor, la guerra de la Independencia o de la guerra civil.

Fue a partir de 1624 cuando el fuerte adquirió la forma de estrella que tiene en la actualidad A. Viri

La catedral de Finbar, de impresionantes vidrieras, sillares de piedra caliza de Cork y terminada de construir a mediados del siglo XIX, se levanta en el lugar que ocupaba la anterior, considerada indigna por el obispo, quien ordenó derruirla.

Tamaño trabajo con profusas vidrieras y múltiples esculturas, superó el presupuesto previsto y fueron los burgueses los que aportaron la diferencia, aunque no llegó para rematar los trabajos conforme al deseo del arquitecto y aún hoy sigue inacabada.

La iglesia más visitada en Cork es la de Santa Ana, a la que se la conoce como “el mentiroso de las cuatro caras”, porque los relojes de las fachadas de la torre marcan horas distintas horas debido a que el viento mueve sus agujas. Dos de los lados de las torres están hechos de arenisca y dos en caliza.

Curioso también que las campanas de la iglesia, construida a principios del XVIII, suenen a ritmo de melodías como “Cielito lindo” o “The final countdown”.

Durante su construcción se incorporaron piedras del castillo de Shandon, de piedra roja y de la abadía franciscana en North Mall, de piedra caliza. El nombre de Shandon, distrito en el que se encuentra la iglesia, provienen de Sean Dún, que significa antiguo fuerte A. Viri

Suena raro eso de besar piedras, pero la leyenda dice que quien lo hace en el castillo de Blarney, uno de los tesoros irlandeses, consigue el don de la palabra. Guiados por esa idea se han colocado boca abajo para hacerlo, desde presidentes de EE. UU. como Ronald Reagan, primeros ministros como Winston Churchill, actores como Stand Laurel —el flaco del dúo el Gordo y el Flaco— o Joe Manganiello —ex de Sofía Vergara—, o cantantes como Mick Jagger. Incrustada en la torre en 1446, besar la piedra de la elocuencia del modo que indica la tradición es complicado para quienes tienen vértigo e incómodo para todos, pese a la ayuda que se recibe para mantener el cuerpo  inclinado hacia atrás sujeto a las barandillas laterales.

Una de las leyendas cuenta que una bruja rescatada de las aguas del rio en el que se ahogaba informó al propietario, MacCarthy, en que lugar del castillo se encontraba la piedra con ese poder A. Viri

Antes de la actual construcción de piedra existió otra de madera en el siglo X que fue sustituida por una de piedra en el XIII, aunque fue destruida y reconstruida y ampliada con una villa, en el XV.  Es más cómodo que besar la piedra pasear entre las mazmorras en las que hace seiscientos años ignoraban a los prisioneros privados de la verde campiña que se disfruta desde lo alto de la torre de vigilancia, donde está encastrada la piedra.

Los jardines del castillo, al que se puede llegar en transporte público,  incluyen buena muestra de plantas venenosas, carnívoras o surtido de hierbas aromáticas A. Viri

Tiene forma de castillo, pero no lo es. La cárcel de mujeres en Cork fue una de las más importantes en Irlanda durante el siglo XIX y puede visitarse. Una de las “ilustres” reclusas fue la condesa Markievicz, nacionalista irlandesa de origen británico cuya experiencia en prisión, a diferencia de sus compañeras de celda menos acaudaladas, no fue mala, según contaba en sus cartas. Pero Cork es una ciudad para disfrutar sus calles. Saint Patrick ha sido premiada como la mejor calle comercial de Irlanda y Oliver Plunkett  donde se agolpan decenas de pubs y restaurantes.

Para visitar Crawford Art Gallery y su colección permanente de moldes grecorromanos o la de arte irlandés, habrá que esperar al nuevo año, que seguirá tras los trabajos de reforma, siendo gratuita.

De “cheers “ a “sláinte”. Salud

Sí, los irlandeses reciben a los visitantes con el saludo gaélico “Céad mile fáilte”, que significa mil veces bienvenido y chocan sus copas y pintas de cerveza al ritmo de “sláinte”, el equivalente a “chin-chin”. Lo que no saben muchos es que los irlandeses son grandes productores de sidra que embotellan en botellines o latas y que tiene tantas opciones con la cerveza.

Lo tradicional es la cerveza. Por 6 euros una pinta grande y música en directo el tiempo que quieras. Al igual que The Gables, al que acuden parroquianos cada tarde a partir de las cinco, docenas de pubs se convierten en improvisados locales de ensayo o en locales de concierto sin entrada. Fáilte, bienvenido  otra vez

Una antigua fábrica de lana, se convirtió hace 200 años en destilería que, sobreponiéndose a la crisis que atravesaba, ha logrado salvar y prestigiar al whiskey irlandés. En Cork está  una de las destilerías más grandes del país: Jameson, que elabora “agua de la vida”, exactamente el significado de whiskey. NO whisky, para diferenciarse del inglés. Jameson tiene el mayor alambique de cobre en el mundo en el que caben 144.000 litros, aunque tras una primera destilación se quedan reducidos a menos de 100.000. Para su funcionamiento se necesitan 40 toneladas de carbón al día.

De Jameson sale el whiskey irlandés más vendido del mundo, algunas de sus botellas pueden llegar a costar 60.000 euros como el Midleton de 50 años. Sin llegar a esas cifras se puede adquirir por menos de 50 un Jameson o un Midlenton very rare por 240. El tour, que incluye la cata de tres whiskeys, cuesta 33 euros o veinticinco más si se opta por la versión premium. El panel del hall, tras el que se oculta la sala de proyecciones, sostiene 1.184 botellas de todas categorías y cualquiera de las siete marcas que se elaboran antes de terminar en la planta de embotellamiento de Dublín.

Buena parte de las barricas se realizan con madera de los montes gallegos de Baralla. Tras la tala, la madera se traslada a Jerez, donde se elaboran y usan un tiempo con estos vinos andaluces antes de llevarlas a Cork, para sustituir el vino por whiskey A. Viri

La destilería principal produce 2.000 barriles al día frente a los 8 por semana de la microdestilería, una especie de laboratorio de pruebas.

Yummy, blasus, delicioso

Desde comer un plato único a realizar un tour gastronómico. Atento a las raciones que por unos 30 euros, incluida cerveza, sirven en The Spit Jack Brasserie o Market Lane, en pleno centro de Cork. Para una experiencia digna de una duquesa es el afternoon tea de Hayfield Manor, que si incluye champán duplica el precio. Una tradición que introdujo Anna, la séptima duquesa de Bedford, a quien esperar a las 9 para cenar, le parecía un largo ayuno.  El ritual  que incluye “finos bocados” y pastas ganó rápidamente adeptos.

El afternoon tea se sirve bajo reserva, excepto los lunes, martes y miércoles. Hayfield Manor, entre jardines amurallados, se considera uno de los mejores  hoteles de Irlanda A. Viri

El setenta por ciento de los productos gastronómicos de la isla, proceden de la región de Cork, que no  ha sucumbido a las franquicias. Como “coffee snobs” que son disfrutan de un café por unos 5 euros de los establecimientos  que respondan al perfil de cercanía. Desde callos a fruta orgánica. De morcilla a aceite de oliva. De mantequilla a chocolate. De todo se puede adquirir en el Mercado Inglés, uno de los más antiguos de Europa que desde 1788 ha sobrevivido a incendios, hambrunas, guerras e inundaciones. Allí lo mismo se puede hacer compras que comer en uno de los restaurantes o tomar un café.

El mercado es uno de los principales puntos turísticos. Ni la reina Isabel II durante su visita en 2011, se resistió a la visita A. Viri

Dulces sueños

Cork  puede servir como base para todas las visitas a la región. Hotel Montenotte, es un resort urbano a 10 minutos caminando del centro que dispone de cine cada tarde, spa, gimnasio y piscina. La impresionante mansión, que conserva las vidrieras originales de 1.820, fue construida a principios del siglo XIX por un comerciante de mantequilla. La acertada ubicación en un alto  le permitía ver los barcos que entraban o salían del puerto. Esa constante actividad que se sigue desarrollando en el río se aprecia desde la terraza y jardines a disposición de los clientes. Quienes deseen disfrutar de una auténtica experiencia “luxury” pueden alojarse en Woodland o River suites, cabañas privadas de acceso exclusivo en un entorno único.