Hace miles de años los romanos creían que en Finisterre estaba el fin de la Tierra, más de 2.000 años después podría pensarse que para algunos sigue siendo así, a juzgar por los retrasos en la construcción de infraestructuras tan importantes como las ferroviarias o las deficientes conexiones eléctricas.
El pasado 15 de mayo Galicia, la comunidad donde sigue estando ese “fin de la Tierra”, y Euskadi dieron un importante paso para volver a reivindicar una acción conjunta de la comunidades del eje Atlántico que permita recuperar el peso perdido respecto a otras regiones europeas. El lehendakari Pradales y el presidente Rueda sellaron una alianza estratégica que ellos mismos afirmaban que estará por encima de los colores políticos.
No era el primer intento de crear este grupo de regiones, hace dos años Iñigo Urkullu ya reunió en Vitoria-Gasteiz a los presidentes de Galicia, Asturias y Cantabria para escenificar un Eje Atlántico que, la verdad, hasta ahora no ha dado muchos frutos. Así que bienvenido sea este nuevo intento de unir y poner en valor todo el enorme potencial de la fachada Atlántica de Europa, que va más allá de divisiones administrativas y a la que deberíamos incorporar regiones como Aquitania o la de Oporto en Portugal.
Galicia y Asturias han conseguido en los últimos tres años las líneas de alta velocidad, pero Euskadi y Cantabría todavía van a tener que esperar
No hay más que pensar en el desarrollo de las líneas de alta velocidad en España para comprobar cuáles han sido los últimos territorios en tener estas conexiones, Galicia y Asturias lo han conseguido en los últimos 3 años, pero Euskadi y Cantabria todavía van a tener que esperar un mínimo de 5 años, y eso siendo optimistas.
Es evidente que el potencial inversor durante finales del siglo pasado y durante los primeros 20 años de este ha estado orientando hacia el Sur y el Este de la península y ya va siendo hora de que unamos fuerzas para reclamar nuestro turno.
Creo que, en general, las instituciones públicas no están tan acostumbradas a colaborar como otros agentes y es absolutamente necesario que practiquen este verbo de una manera más decidida. La unión hace la fuerza y si conseguimos tener una voz común en Europa y en España vamos a tener muchas más posibilidades de avanzar en cuestiones claves para el futuro de todo este eje como son sus conexiones ferroviarias.
Una alianza como la propuesta por Pradales y Rueda tiene todo el sentido para actuar como un lobby de presión
Les confieso que no puedo entender como el principal enlace de toda la península con Francia y, por lo tanto, con el resto de Europa sigue sin contar con una línea de alta velocidad, que va increíblemente retrasada en nuestro lado de la frontera, pero que en la parte francesa ni se contempla hablar de ella hasta 2040. En cuestiones como esta es cuando una alianza como la propuesta por Pradales y Rueda tiene todo el sentido para actuar como un lobby de presión, tanto con los respectivos estados como en la Unión Europea.
Muchas veces vivimos a espaldas de quienes son nuestros vecinos y no nos damos cuenta de las enormes sinergias que tenemos con ellos y el potencial de mejora que podemos conseguir si logramos generar una red que visualice e impulse esas sinergias. Me consta que estas conexiones están ya comenzando a explotarse a nivel privado y que hay ya una relación fluida entre algunas de las asociaciones o clústeres que agrupan a diferentes sectores de Euskadi y Galicia, pero estoy seguro de que un impulso y liderazgo institucional puede multiplicar la competitividad de todos nuestros territorios.
Dicho esto, llega ahora el momento de ponerse a trabajar, de pasar de las palabras a la acción y de concretar con hechos como se materializa esa alianza estratégica Atlántica. En mi opinión, la labor de lobby, aunque importante, no tiene que ser la única de este eje, sino que hay que crear espacios que ayuden a generar networking y a conectar sectores como el económico o el de innovación e investigación.
En pleno proceso de transición ecológica y energética, este Eje Atlántico puede y debe convertirse en un líder en la descarbonización de nuestra economía
Formamos parte geográfica de lo que algunos denominan la España Verde y quizás este color puede darnos una pista de por donde tenemos que tirar para encontrar y desarrollar esa ventaja competitiva frente a otros territorios. En pleno proceso de transición ecológica y energética, este Eje Atlántico puede y debe convertirse en un líder en la descarbonización de nuestra economía.
Contamos con empresas y sectores que innovan continuamente aportando nuevas soluciones en esta materia y empresa referentes en Galicia y Euskadi en la implementación de esta descarbonización y en el cambio hacia una economía más circular.
Utilicemos el sentido común al que aludía el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, en su intervención en Bilbao y generemos un espacio real de conexión y trabajo conjunto para demostrar que el Atlántico también existe y que tiene un papel fundamental en la Europa del siglo XXI.